Las enfermedades mentales en su conjunto significan una tercera parte de los días perdidos por discapacidad en la Argentina
- 7 de octubre de 2025
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En nuestro país, los problemas asociados con los padecimientos mentales
han ocupado una intensa agenda periodística y de discusión legislativa en los
últimos años. Uno de los focos debatidos ha sido las controversias acerca de
las internaciones de salud mental a partir de la ley 26657 del año 2010, que
está mayoritariamente dedicada a los derechos de los pacientes mentales graves
y a la regulación de los procesos de internación involuntaria. Mucho menos se
ha discutido el problema global de la salud mental poblacional.
En este marco, la inversión puede ser efectiva si además se supera la
fragmentación del sistema de salud, coordinando y articulando los múltiples
subsistemas que lo conforman: público, obras sociales y privado.
Estigma y barreras sociales
El estigma asociado a los padecimientos mentales es otra fuerte barrera
por superar, ya que limita la búsqueda de ayuda, deteriora la autoestima y
aísla social y laboralmente. El miedo a ser etiquetado y discriminado produce
baja adherencia a los tratamientos.
Existe un amplio consenso internacional respecto de la necesidad de
capacitar al personal de salud no especializado en el diagnóstico y tratamiento
de los trastornos mentales que llegan a las áreas de atención primaria,
superando así la brecha de acceso al tratamiento, ya que de lo contrario más de
un 75% de los casos no serán diagnosticados ni tratados.
Por ello resulta necesario implementar estrategias como la
alfabetización en salud mental de la población, el estímulo en el contacto
social con personas afectadas, campañas de sensibilización e integración
efectiva de la salud mental a la asistencia primaria.
Carga de enfermedad y consecuencias
Si bien las enfermedades como la esquizofrenia o el trastorno bipolar
representan un alto riesgo de discapacidad y de suicidio, según datos de la Organización
Panamericana de la Salud las enfermedades mentales en
su conjunto significan una tercera parte de los días perdidos por discapacidad
en la Argentina, afectando principalmente a la población ambulatoria de los
hospitales generales.
La “carga de enfermedad” se manifiesta a través de síntomas leves,
malestares emocionales y consultas médicas no especializadas por motivos
inespecíficos como fatiga, dolores crónicos o trastornos del sueño, que en su
mayoría se deben a síndromes depresivos encubiertos, ansiedad o estrés.
Dichas consultas quedan frecuentemente sin diagnósticos formales, a
pesar de generar una demanda muy significativa en los sistemas de salud con
altos costos materiales y humanos en estudios complementarios. Hay especialidades médicas donde
superan más de la mitad de las consultas
En nuestra propia experiencia, esta población declara tener 1.5 días
por semana perdidos o poco productivos debido a su padecimiento, una forma de
discapacidad transitoria que aumentó un 50% en los últimos 10 años.
Invertir en salud mental es también un imperativo humano y económico,
ya que por cada dólar invertido se obtienen hasta cinco dólares en
productividad.
Desafíos y perspectivas
Una visión integradora basada en la capacitación profesional, la
inversión efectiva y la reducción del estigma son algunos de los desafíos a
vencer. Es importante jerarquizar la carga de enfermedad mental para nuestra
sociedad más allá de los problemas inherentes a la internación de pacientes con
riesgo. Esto significa ampliar la mirada y la discusión pública de un modo
superador, llevándola al ámbito específico de la salud.