(Redacción médica) Un equipo de investigadores de la Universidad de Princeton, el Instituto Broad del MIT y de Harvard (Estados Unidos) ha creado una prueba de diagnóstico de la infección por SARS-CoV-2, fácil de usar y más sensible que las pruebas de antígenos que se utilizan habitualmente en el hogar, y que además permite la detección rápida y específica de las variantes.

Esta prueba diagnóstica detecta el virus mediante un mecanismo diferente al de las pruebas clínicas de PCR o de antígenos caseros, más conocidas. En su lugar, la prueba detecta el virus utilizando una tecnología conocida como CRISPR, que ha encontrado un amplio uso en la edición de genes.

En primer lugar, el grupo se centró en eliminar la necesidad de equipos especializados para preparar las muestras de los pacientes para las pruebas. A continuación, optimizaron la prueba para que sus reactivos no tuvieran que conservarse en un congelador, lo que garantiza que la prueba pueda transportarse fácilmente a largas distancias.

Adaptada a las variantes Alfa, Delta y Ómicron

Tras confirmar que la prueba modificada funcionaba bien en su propio laboratorio, el grupo envió un kit de prueba a un laboratorio de Nigeria para comprobar si podía sobrevivir a un largo periodo de tránsito y seguir manteniendo su precisión y sensibilidadLo consiguió, pero entonces surgió un nuevo reto para el equipo: las variantes.

El equipo fue capaz de adaptar rápidamente su prueba para discernir entre las infecciones montadas por las variantes Alfa, Beta, Delta u Ómicron del SARS-CoV-2 en las muestras de los pacientes, y dicen que la prueba puede modificarse rápidamente para captar cualquier otra variante que pueda surgir.

Dado que analiza las distintas variantes a la vez, esta versión de la prueba necesita un equipo especial, aunque relativamente barato, para leer sus resultados. No obstante, esta prueba es mucho más rápida de realizar y requiere mucho menos equipo y experiencia que los métodos actuales utilizados para identificar las variantes del SARS-CoV-2.

El equipo prevé que se utilice principalmente en las consultas de los médicos, incluso en las que cuentan con recursos limitados en lugares remotos, para ayudar a los médicos a determinar qué variante vírica está afectando a su paciente y adaptar las terapias adecuadamente.